PROGRAMA: "EL RINCON DE LOS CONOCIMIENTOS INUTILES" Nº 141.
Cuando uno ve esas maravillosas y monumentales construcciones antiguas, surge siempre una pregunta ¿Cómo hicieron sus arquitectos los planos para la construcción, especialmente de aquéllas obras complejas, y cómo resolvieron los problemas de ingeniería que se les planteaban?
En algunas películas hemos visto que la construcción de las pirámides de Egipto se planificó realizando maquetas por medio de las cuales se seguía el arquitecto y el constructor, que parece que era la misma persona. Es posible que ese haya sido uno de los procedimientos, pero por otra parte había que realizar durante la construcción un grupo de acciones y decisiones que tienen que haber exigido otras pericias. Afortunadamente los arqueólogos han comenzado a darnos algunas claves de cómo se realizaron esas construcciones. Por ejemplo, a lo largo de los lados de la gran pirámide se han encontrado restos de unas zanjas que en un principio sirvieron, al ser llenadas con agua, para nivelar la base de la pirámide. También se han descubierto unos agujeros en el suelo, donde se colocaron ciertos instrumentos que permitieron la alineación correcta de los lados de la pirámide con los puntos cardinales. Pero cuando se hace un estudio más a fondo de los problemas de arquitectura que tuvieron que resolver sus constructores, hay veces que nos dejan con más asombro, al ver las soluciones tan eficaces que diseñaron. Por ejemplo, la llamada cámara del rey, donde está la urna de piedra que debía contener el sarcófago real, está en todo el centro de la pirámide, por lo que su techo tiene que sostener el peso de los miles de bloques de piedra que están por encima. Pero los egipcios hicieron, sobre el techo de esta cámara, un recinto con bloques de piedra colocados de tal manera que descargan las fuerzas hacia los lados. Por estos y tantos otros detalles, los arqueólogos siempre habían estado preocupados por un problema: las tres más famosas pirámides, las de los faraones Keops, Kefrén y Micerino, están perfectamente alineadas con respecto a los puntos cardinales, pero sus cúspides no están en línea recta, porque la pirámide más pequeña está ligeramente corrida hacia la izquierda. ¿Por qué había ocurrido esto, si los constructores fueron tan precisos en todo lo demás?. Hasta que hace poco tiempo un arqueólogo parece que encontró la explicación. Uno de los respiraderos de la gran pirámide apunta directamente, en ciertos momentos, hacia la estrella Sirio, y cerca de Sirio está la constelación de Orión. Con un largavistas se puede distinguir que Orión está formada por tres estrellas, y la más pequeña está ligeramente corrida hacia la izquierda. Entonces este arqueólogo tomó un mapa del cielo, lo montó sobre un mapa de la zona de las pirámides, e hizo coincidir las estrellas de Orión con las cúspides de las pirámides y su sorpresa fue grande, pues no sólo coincidían las estrellas y las pirámides, sino que el río Nilo coincidía también con la vía láctea, e incluso dos pirámides más que estaban relativamente alejadas, coincidían con otras dos estrellas importantes. Y allí estaba la clave. Aparentemente los egipcios habían reproducido una parte del cielo en su propia tierra!.
Cuando uno ve esas maravillosas y monumentales construcciones antiguas, surge siempre una pregunta ¿Cómo hicieron sus arquitectos los planos para la construcción, especialmente de aquéllas obras complejas, y cómo resolvieron los problemas de ingeniería que se les planteaban?
En algunas películas hemos visto que la construcción de las pirámides de Egipto se planificó realizando maquetas por medio de las cuales se seguía el arquitecto y el constructor, que parece que era la misma persona. Es posible que ese haya sido uno de los procedimientos, pero por otra parte había que realizar durante la construcción un grupo de acciones y decisiones que tienen que haber exigido otras pericias. Afortunadamente los arqueólogos han comenzado a darnos algunas claves de cómo se realizaron esas construcciones. Por ejemplo, a lo largo de los lados de la gran pirámide se han encontrado restos de unas zanjas que en un principio sirvieron, al ser llenadas con agua, para nivelar la base de la pirámide. También se han descubierto unos agujeros en el suelo, donde se colocaron ciertos instrumentos que permitieron la alineación correcta de los lados de la pirámide con los puntos cardinales. Pero cuando se hace un estudio más a fondo de los problemas de arquitectura que tuvieron que resolver sus constructores, hay veces que nos dejan con más asombro, al ver las soluciones tan eficaces que diseñaron. Por ejemplo, la llamada cámara del rey, donde está la urna de piedra que debía contener el sarcófago real, está en todo el centro de la pirámide, por lo que su techo tiene que sostener el peso de los miles de bloques de piedra que están por encima. Pero los egipcios hicieron, sobre el techo de esta cámara, un recinto con bloques de piedra colocados de tal manera que descargan las fuerzas hacia los lados. Por estos y tantos otros detalles, los arqueólogos siempre habían estado preocupados por un problema: las tres más famosas pirámides, las de los faraones Keops, Kefrén y Micerino, están perfectamente alineadas con respecto a los puntos cardinales, pero sus cúspides no están en línea recta, porque la pirámide más pequeña está ligeramente corrida hacia la izquierda. ¿Por qué había ocurrido esto, si los constructores fueron tan precisos en todo lo demás?. Hasta que hace poco tiempo un arqueólogo parece que encontró la explicación. Uno de los respiraderos de la gran pirámide apunta directamente, en ciertos momentos, hacia la estrella Sirio, y cerca de Sirio está la constelación de Orión. Con un largavistas se puede distinguir que Orión está formada por tres estrellas, y la más pequeña está ligeramente corrida hacia la izquierda. Entonces este arqueólogo tomó un mapa del cielo, lo montó sobre un mapa de la zona de las pirámides, e hizo coincidir las estrellas de Orión con las cúspides de las pirámides y su sorpresa fue grande, pues no sólo coincidían las estrellas y las pirámides, sino que el río Nilo coincidía también con la vía láctea, e incluso dos pirámides más que estaban relativamente alejadas, coincidían con otras dos estrellas importantes. Y allí estaba la clave. Aparentemente los egipcios habían reproducido una parte del cielo en su propia tierra!.
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