Hace unos días me preguntaron si era verdad que existía una Eva mitocondrial. La respuesta es que sí hay una Eva mitocondrial e incluso un Adan del cromosoma Y. El problema es interpretar lo que esto significa.
Empecemos diciendo lo que no es la Eva mitocondrial. Esta Eva no es la primera y única mujer (al estilo bíblico) de la que nace toda la humanidad.
También hay un Adán del cromosoma Y y eso no significa que sea el primer hombre del que descendemos todos los demás. Adán y Eva probablemente nunca se conocieron y vivieron en épocas y lugares muy diferentes.Es decir, la famosa pareja ancestral bíblica nunca existió.
Entonces, ¿qué es la Eva mitocondrial? Para contestar a esa pregunta, antes vamos a decir qué son las mitocondrias. Se trata de unos orgánulos que están en el citoplasma de toda célula eucuariota. Son las fábricas de energía de la célula. Curiosamente estos orgánulos tienen su propio código genético, parecido al del núcleo de la célula; PARECIDO, pero no igual.
Un Orgánulo es algo de forma más o menos esférica, envuelto en su propia membrana y que dentro tiene piezas muy complejas para realizar ciertas funciones. En el caso de las mitocondrias su función es la producción de energía para toda la célula. La mitocondria tiene su membrana dentro de la cual, entre otras muchas cosas, está su ADN. A diferencia del ADN normal humano, no está en el el núcleo separado del resto de la célula por una membrana, sino que está distribuido por toda la mitocondria. El código genético es algo diferente al de la célula huesped (es decir, al nuclear). Debido a ello algunos autores, entre los que destacan Lyn Margulis, la primera mujer de Carl Sagan, sostienen que la actual célula de los seres pluricelulares es un simbionte de varias células anteriores. La mitocondria sería una célula autónoma, anterior, que encontró ventajas en vivir dentro de una célula mayor. Simbiosis.
He dicho célula eucariota. En el mundo hay dos tipos de células, las bacterias (procariotas), cuyo ADN está distribuido por todo su cuerpo y las células eucariotas, que forman parte de los seres pluricelulares y que tiene el ADN en el núcleo rodeado de una membrana que lo separa del resto de la célula. Lo que hay entre la membrana y el núcleo se llama citoplasma.
Transmisión sexual
En el ser humano, el hijo lleva la mitad de los genes nucleares de la madre y la mitad del padre. Células eucariotas, con núcleo, núcleo con ADN, ADN con genes, el hijo genes de los dos progenitores...
PERO las mitocondrias del hijo (macho o hembra) son las de la madre. Exclusivamente las de la madre. El cromosoma Y del hijo (sólo machos) es del padre.
LA INFORMACIÓN GENÉTICA NUCLEAR SE MEZCLA Y REPARTE EN EL HIJO, LA MITOCONDRIAL SOLO PROCEDE DE LA MADRE Y EL CROMOSOMA Y SOLO PROCEDE DEL PADRE.
Surgimiento de los primates
Hace 40 millones de años, entre los mamíferos se desarrollaron diferentes tipos de monos llamados primates. Los primeros primates fueron animales pequeños, de hábitos nocturnos, que vivían (casi siempre) en los árboles. Con el tiempo, algunos de éstos fueron cambiando sus hábitos y características físicas: su cráneo fue mayor, creció su cerebro, podían tomar objetos con las manos, adaptarse al día y alimentarse de frutas y vegetales.
Los homínidos Se llama así a una de las dos familias de monos en que se dividió el grupo de los primates. Mientras que en la familia del orangután, del gorila y del chimpancé no hubo cambios, hace 15 millones de años en la familia de los homínidos comenzó la evolución hasta el hombre actual.
Los primeros homínidos y el largo camino hacia el hombre
Diversas fueron las especies que unieron al hombre actual con los primeros homínido. Las especies que representaron verdaderos saltos evolutivos, es decir, verdaderos momentos de cambio, fueron las siguientes:
Australopithecus: fue el primer homínido bípedo (caminaba en dos patas y podía correr en terreno llano). Poseía mandíbulas poderosas y fuertes molares. Su cerebro tenía un volumen inferior a los 400 centímetros cúbicos. De aquí se deduce que el andar erguido se produjo mucho antes que la expansión del cerebro.
El primer australopithecus fue encontrado en la década de 1960 en África oriental.
Homo habilis: coexistiendo con el australopithecus apareció esta especie de homínidos. Tenían un cerebro más grande, alrededor de 700 centímetros cúbicos. Su característica más importante fue el cambio en su forma de alimentación: ya no sólo comían frutas y vegetales sino también animales. Actualmente los investigadores no están de acuerdo sobre si el homo habilis cazaba intencionalmente y fabricaba utensilios para hacerlo.
Homo erectus: algunos lo consideraron el representante directo del hombre, pero hoy se sabe que muchos austratopithecus anteriores poseían rasgos semejantes. Son los primeros homínidos que se distribuyeron ampliamente por la superficie del planeta, llegando hasta el sudeste y este de Asia. Poseían un cerebro mayor que el del homo habilis: alrededor de 800 centímetros cúbicos. Conocían el uso del fuego y fabricaron la primera hacha de mano. El primer homo erectus fue encontrado en java (Oceanía) a fines del siglo pasado. El hallazgo de restos de homínidos de esta especie en las cavernas de Pekín permitió la reconstrucción de algunos aspectos de su vida.
Homo sapiens: vivió en Europa, en África y en Asia. Los hallazgos arqueológicos reflejan cambios importantes en el comportamiento de esta especie: utilización de instrumentos de piedra y hueso más trabajados, cambios en las formas de cazar, uso y dominio del fuego, empleo del vestido, aumento en el tamaño de las poblaciones, manifestaciones rituales y artísticas. El representante del homo sapiens más antiguo es el hombre de Neanderthal (Alemania), y en tiempos más modernos, el hombre de CroMagnon (Francia).
Homo sapiens sapiens: Sus características físicas son las mismas que las del hombre actual. Su capacidad cerebral es de alrededor de 1400 centímetros cúbicos. Se cree que apareció en Europa hace alrededor de 40.000 años. El homo sapiens sapiens es el que protagonizó, a partir del año 10.000 a.C., cambios muy importantes en la organización económica y social, como las primeras formas de agricultura y domesticación de animales, y la vida en ciudades.
LA EVA AFRICANA
La comparación de ADN de distintas poblaciones señala a una sola mujer africana como la madre común de todos los seres humanos vivientes hoy sobre el planeta. Se le designa jovialmente como la Eva Africana, lo que puede conducir a la equivocación de tomarla como la única hembra humana existente en algún momento sobre la Tierra. Por el contrario, esta Eva, contrariamente a la bíblica, debió tener muchos parientes (hermanos, primos, tíos) contemporáneos suyos, solo que de ellos no queda sobre la Tierra en la actualidad descendiente viviente alguno. Todas las ramas que arrancaron de esos parientes se habrían extinguido hace tiempo. El material genético que sirvió para localizar a esta señora en tiempo y espacio es el ADN mitocondrial(1), transmisible solo por vía materna. Siendo un solo progenitor, la madre, el que participa en la transmisión de las mitocondrias, las mezclas genéticas que asociamos con la reproducción sexual no intervienen en este caso. Ello simplifica enormemente el proceso de comparar el ADN de distintas poblaciones para construir un árbol genealógico. Un Adán Africano también ha sido localizado, con base en un material genético distinto, el del cromosoma Y que se transmite solo por el padre. A pesar de su localización por métodos distintos y como era de esperar, estos Adán y Eva resultan coincidir en el espacio y en el tiempo.
La manera de operar de estos métodos es muy interesante. Como se conoce el número de mutaciones del ADN que diferencian los chimpancés de los humanos, y se sabe por observación independiente (de tipo paleontológico) que el tiempo transcurrido desde la separación de las dos especies ha sido de unos 5 000 000 años, se ha podido determinar el número de mutaciones sin cruce sexual acumuladas en los respectivos genomas durante ese lapso, conforme han ido divergiendo a lo largo de las generaciones. De ahí se ha deducido una regla para determinar con bastante aproximación la fecha en que vivió el más reciente antepasado común de dos individuos genéticamente distintos basada en el expediente de contar las diferencias que ocurren entre los genomas correspondientes.
Aplicando una variante de este método, Rebecca Cann y Mark Stoneking, del laboratorio de Allan Wilson en la Universidad de Berkeley, pudieron determinar que la mujer de la cual salieron todos los seres humanos actualmente vivientes (Eva africana o mitocondrial) debió existir hace unos 150 000 años. (CANN 87) Posteriormente, S. Horai y su equipo refinaron este resultado estudiando la secuencia genética completa de tres hombres distanciados genéticamente, un africano, un europeo y un japonés. (HORAI 95) El nuevo dato fue de 143 000 años, con un margen de error muy reducido. Esta fecha es desde luego anterior al momento de la separación entre africanos y no africanos, que se estima en noventa mil años atrás. Igualmente, es distinta de la fecha en que se supone comenzó a existir el Homo sapiens, que se sitúa alrededor de hace 200 000 años. La diferencia de esta última fecha con la de la existencia de la Eva Mitocondrial se debe al hecho de que la primera mujer de la especie, la Eva sapiens por así llamarla, debió producir diversos linajes que no tienen ya representantes hoy en día.
sábado, octubre 07, 2006
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